viernes, 31 de mayo de 2013

Capítulo 4

07:30. Había que levantarse. Desperté a Brenda y nos vestimos. Yo iba vestida así:Conjunto y Brenda así:Conjunto. Siempre vamos de compras juntas, así que tenemos muchas prendas de ropa iguales.
Hoy seguía haciendo frío, aunque a mi ya no me importaba, ni siquiera notaba el frío. Caminé sonriendo con Brenda a mi lado hasta llegar al instituto. Y allí, en las escaleras de la entrada principal le vi a él esperándome. Iba vestido así:Conjunto. Pensar en que tendría que estar horas a su lado y tener que estar estudiando en vez de abrazarle y besarle me quitaban las ganas de ir al insti.

- Buenos días amor.- me dijo y me besó.

Todos los que nos conocían se quedaron mirándonos con la boca abierta. Se habían detenido al pasar por delante nuestra sorprendidos de ver a los que habían sido mejor amigos desde hacía muchos años besándose y llamándose "amor".

- Hola.- le dije sonriendo, aunque me había puesto colorada por todas las miradas.- Te he echado de menos.

Sonó el timbre. Todos nos fuimos a nuestras clases, resignados por tener que volver a esas jaulas. Siempre había sido buena estudiante, pero hoy no me apetecía nada de nada estar encerrada allí. Sólo quería escaparme con él, lejos de todos, y pasar todo el día juntos.

Pasó la primera clase. Ahora a segunda tocaría correr en educación física. Nos pasamos la clase haciendo carreras entre nosotros dos, como si la clase no estuviera allí. Pasaron los 50 minutos volando y enseguida nos tuvimos que ir a los vestuarios. Nos cambiamos y cuando salía me encontré a Mario esperándome en la puerta del vestuario.

- ¿Me estabas esperando?

- Sí, te venía a proponer algo.

- ¿Ah sí? Dime.- contesté divertida.

-¿Y si pasamos de las demás clases y nos quedamos tú y yo solos aquí. Los demás cursos no tendrán clase de educación física porque la profe se tiene que ir a una reunión ¿Qué me dices?

- ¿Yo? ¿Faltar a clase? Jaja, ¿estás loco? Sabes que no puedo hacerlo...

- Venga anda, si no quieres ir a clase...

La verdad es que tenía razón. No me apetecía nada de nada tener que volver a clase y quedarse con Mario era muchísimo mejor, pero sabía que eso estaba mal. No podía hacerlo.

- No Mario, lo siento pero...- no me dejó terminar la frase. me besó sin dejarme hablar.

- Veeenga.- me dijo poniendo pucheros como un niño pequeño.

Bah, que más da. Por un día sin clase no me iba a morir.

- Está bieeeen...-le dije y me abrazó.- Pero te aviso: si nos pillan diré que me has secuestrado.- le dije bromeando.

- Vale, acepto el trato.

Nos quedamos toda la mañana allí, los dos solos sin nadie que nos dijera nada.Tosa la mañana mirándonos abrazados, solos y felices. 
La mañana fue tan perfecta a su lado...

Ya eran las 13:45, habría que marcharse ya. Salimos de los vestuarios con cuidado por si acaso alguien estaba allí y salimos por la puerta con cuidado de que nadie nos viera.Nos reunimos con nuestros amigos y cuando salíamos por el portal nos encontramos con Brenda.

- ¿Dónde os habéis metido? La tutora ha llamado a vuestras casas...

- ¿QUÉ?- grité yo. No podía ser, nunca me había metido en problemas, como para que ahora llamaran a mi casa diciendo que había faltado.- Uf, lo que me espera...

- Bah, no pasará nada.  Me dirán unas chorradas y ya está...-dijo confiado.

- Pues a mí me van a matar.- dije aterrorizada.

Me fui andando hacia mi casa, temiendo llegar por la bronca que me echarían. Llegué y entré en casa, preparada para lo peor. Entré sigilosamente para que nadie se enterase de que entraba, pero cuando entré ya estaba mi madre esperándome.

- ¡Vera ven aquí, tenemos que hablar!

Ay no por dios. No quería problemas y menos aún que se enteraran de lo de Mario.

- V-voy.- dije tartamudeando.

Cuando entré en la cocina estaban mi madre y mi hermano Eloy. Tuve la suerte de que mi padre estaba de viajes por su trabajo.

- Siéntate, tenemos que hablar seriamente de una cosa.

Me senté y me preparé para la bronca. Estuve unos minutos esperando. Mi madre tenía una cara muy seria, al igual que mi hermano Eloy. Justo cuando mi madre iba a decir algo apareció Santi, mi otro hermano.

- ¡Hombre, pero está aquí la niña buena de la casa, la que nunca hacía nada malo! ¿Qué tal eso de saltarse las clases? ¿Está bien, verdad?- dijo riéndose. No penséis que me estaba echando la bronca al decirme eso, al contrario, estaba encantado; es más, le hacía mucha gracias ver que la niña buena de la casa había hecho algo malo por fin.

- Cállate Santi, esto no tiene gracia.- dijo mi madre. Eloy seguía mirándome serio, sin decir nada.

- Lo siento mamá, de verdad...

- Si lo sintieras de verdad no ,o habrías hecho...¿Por qué te saltaste las clases?

No respondí. No quería meter en problemas a Mario ni que se enteraran de que tengo novio. Seguí callada intentando pensar en algo, pero parece ser que Eloy ya sabía muy bien lo que pasaba.

- ¿Para qué le preguntas mamá? Ya se sabe muy bien por qué lo ha hecho. Seguramente hay un chico por medio de todo esto.

Mierda, me había pillado. Lo miré con enfado, ya que siempre pensé que en casos como este, él siempre estaría a mi lado. Mi madre me miró y me dijo:

- ¿Eso es cierto?

Yo seguí sin decir nada, pensando que el silencio sería el mejor recurso. Sabía que si decía algo lo iba a empeorar todo. Mi madre y mis hermanos se estaban empezando a impacientar porque no hablaba.

- Venga Vera, responde ya...Al final va a ser mucho peor si no lo dices...- me dijo Santi bastante serio. Genial, ahora él también estaba de parte de mi madre y Eloy. Yo seguía sin soltar ni una palabra. Mi madre se cansó del silencio y dijo:

- Pues muy bien, si no quieres hablar allá tú, pero tu padre tendrá que hablar contigo...

- ¡NO!- grité yo. Mi padre no podía enterarse de nada porque si no sí que se pondrían mal las cosas.

- ¿Entonces nos lo vas a contar?- dijo mi madre.

- ¿Por qué es tan necesario? ¿Vosotros ya sabéis muy bien lo que ha pasado? ¿Por qué tengo que contároslo?- dije enfadada. Todo eso del interrogatorio era una pérdida de tiempo, tanto para ellos como para mí. No hacía falta que le tuviera que dar explicaciones, ellos ya sabían muy bien lo que había pasado.

- Pues sí, es necesario.- dijo Eloy.- Ahora que lo has hecho, merecemos una explicación.

- ¿Y qué queréis que os diga?- dije. Ya me estaba empezando a hartar de esta gilipollez.

- Pues todo.- dijo Eloy.- Bueno no, todo no. No hace falta que nos digas que colgaste clase, eso nosotros ya lo sabemos. Lo que queremos saber es quien es el chico.

Ahora sí que llegó el momento difícil. Cuando estaba a punto de empezar a hablar mi hermano Santi comenzó a contarlo todo, ya que él se entera de todo lo que pasa en el insti.

- Bah, eso no hace falta que lo cuente ella, yo se muy bien quién es.- mi madre claramente le pregunto entonces quien era y mi hermano respondió.- Pues es Mario, su mejor amigo. Bueno, antes era su mejor amigo, ahora...

Le dí un codazo para que se callara, ya había dicho suficiente.Mi madre y Eloy se quedaron atónitos.

- ¿Mario?- dijo mi madre sin creérselo.- ¿Mario, tu mejor amigo?

Me puse colorada y claramente tuve que responder.

- Sí mamá, Mario, mi mejor amigo.- dije resignada.- Ahora ya lo sabéis.- dije mirando a Eloy.- Perdón por lo de hoy, no volverá a pasar.

Se tranquilizaron un poco y dejaron de echarme la bronca y justo cuando todos nos quedamos callados sonó mi teléfono. Era Mario. Me puse colorada al instante.

- ¿Quién es?- preguntó Eloy. Miré el teléfono y vi que era Mario, no llamaba en un muy buen momento.

- Es Brenda.- mentí.- Seguro que es para quedar ahora por la tarde.

- Pues dile que hoy no saldrás, te quedas en casa.- dijo mi madre con la mirada de aprobación de Eloy y la de desaprobación de Santi.

- ¡¿Pero por qué?!- dije yo. No me podía creer que me castigaran por todo esto, me había disculpado y había confesado.

- Porque no y punto.-dijo mi madre seria. Tuve que colgar el teléfono. 

- Bueno, vamos a comer que tengo hambre.- dijo Santi, aunque eso de que tuviera hambre no era nada nuevo.

Yo me fui a mi cuarto. No estar ahí abajo. Estuve allí toda la tarde ya que tenía que estudiar. Tampoco bajé a cenar y nadie me molestó (sabían que necesitaba estar sola), pero no podía aguantar estando todo el día allí encerrada.


A las 23:15 Mario me llamó.

- ¿Qué te han dicho? Me colgaste antes cuando te llamé...

- Nada, me han estado dando la vara...Perdón no podía coger el teléfono, estaba discutiendo con mi madre. 

- Pues te he echado de menos toda la tarde ¿No podrías quedar ahora por la noche?

No me lo pensé dos veces. 

- Claro que sí.- le dije feliz.

- ¿Y no te van a decir nada?- dijo preocupado.

- Claro que no, no se van a enterar.

Bajé con cuidado de que nadie me viera. Me vestí así Conjunto. Salí con la puerta y me encaminé al parque, lugar donde habíamos quedado Mario y yo. Iba a ser una noche genial, o por lo menos eso creía yo. No sabía lo que iba a pasar toda aquella noche.

viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 3

Nos quedamos así un buen rato, agarrados de la mano sin decir una palabra. Sólo mirándonos a los ojos, pensando en lo que había pasado. Yo aún no me lo creía, no me creía que hubiera tenido el valor de hacerlo, de besarle; a él, a Mario. Me preguntaba en qué estaría pensando, si sentiría lo mismo que yo o no. Se había quedado atónito, no sé si de la sorpresa o del asco. Oh no, ¿le habré dado asco? ¿Vergüenza quizá? ¿O simplemente indiferencia? No, indiferencia seguro que no, porque se había quedado sin palabras.Pensé en preguntarle algo, pero no me atreví a soltar palabra. Dios mío, era tardísimo, no podría quedarme por mucho tiempo...

- ¿Vas a decir algo?.- le dije un poco preocupada.

Siguió callado. No sabía qué hacer, me estaba empezando a impacientar.

- Mario, por favor, dime algo. Este silencio es un tormento.

Y siguió callado. Me pareció que no quería hablar, que seguramente no sentía lo mismo y no sabía cómo decírmelo. Pues no me quedaría a esperar a que me lo dijera. Me fui llorando, ya que no aguantaba pensar en lo que me iba a decir. Mientras me iba, me pareció oír que decía algo, pero no me molesté en girarme, no ahora que estaba llorando.

Llegué a casa de Brenda y subí corriendo hasta su habitación. Era la 1:10. Bueno, no había llegado tan tarde. Abrí la puerta y la vi, estaba esperándome. Iba vestida así:Conjunto

-¿Ya estás aquí?.- me pregunto extrañada.- Qué pronto has llegado ¿Qué tal ha ido?.- me dijo emocionada.

- No lo sé. 

-¿CÓMO QUE NO LO SABES? 

- Pues que no lo sé. Nos besamos y él se quedó callado, le pregunté si me iba a decir algo y nada. Fijo que estaba pensando en cómo decirme que no sentía lo mismo.

- ¿Eres tonta? ¿Cómo sabes que te iba a decir que no? Puede que sí, parva. 

- No lo soy, si hubieras estado allí, pensarías lo mismo que yo.

- ¿Y lo dejaste allí solo? 

- Pues sí, no iba a estar esperando a que me rechazara...

- Pero tía...- no le dejé terminar.

- Déjalo Brenda, no quiero hablar sobre eso, ¿vale? 

- Bueno, vaaale.- me dijo resignada.

-Venga, vamos a ver una peli, necesito despejarme y pensar otra cosa.

Ella fue a escoger una película y yo me fui a ponerme mi pijama: Conjunto. Acabé de ponérmelo y me fui al salón para ver la peli con ella.

- Aaay, te ves tan adorable con ese pijama.

- Jaja, es mi favorito.

- Lo sé.

Nos pusimos a ver la película "In time". Después de media hora dije:

-Espera, voy al baño.

Llegué al salón después de ir al baño y empezó a sonar un ruido muy raro, cómo si estuvieran dándole golpecitos al cristal, aunque sería un poco raro, ya que estábamos en la segunda planta.

- ¿Qué es eso?.- dije extrañada.

- Ah, pues no sé...- aunque se notaba que sabía lo que pasaba.

Me acerqué a la ventana y vi a Mario lanzando piedrecitas a la ventana ¿Qué coño hacía ahí?

- ¿QUÉ COÑO?- dije muy sorprendida.- ¿Qué hace él aquí?

Me giré y miré a Brenda. Se había puesto colorada, así que ocultaba algo.

- ¿Qué has hecho Brenda?

- ¿Yo? nada.- dijo poniéndose cada vez más colorada.

- Brenda estás colorada, así que ya me lo puedes ir contando.

- Bueno,vale. Me preguntó por whatsapp dónde estabas y le dije que estabas en mi casa.

- ¿Y por qué has hecho eso?

- Porque quería que aclararais todo, no podíais seguir así. Así que ahora vas a salir y vas a hablar con él.

Puf, pues menos mal que los padres de Brenda no están en casa, se han ido a una cena de empresa. Abrí la ventana y le dije:

- ¿Qué haces aquí?- le dije un poco borde.

- Necesito hablar contigo.

- ¿Y por qué no me hablaste antes? Sólo te quedaste callado, como si no sintieras nada.

- No me salían las palabras.

- Claro, no te salían las palabras para rechazarme, ¿no? Pues si es así, paso de escucharlo.- la verdad es que me estaba pasando de borde, aunque siempre que estoy dolida o incómoda me pongo así.

- No! Por favor baja y hablamos.

- No tengo nada que oír, está todo muy claro.

- Por favor, baja o sino tendré que gritarlo y despertar a todo el barrio.

- No lo harías...- no me dio tiempo a terminar la frase.

- ¡SÍ QUE TE QUIERO VERA! ¡TE QUIERO MUCHÍSIMO! ¡DESDE SIEMPRE Y PARA SIEMPRE!

Ahora era yo la que no hablaba. Me quedé atónita, ya que no me lo esperaba. Brenda me miraba con una sonrisa de oreja a oreja y él estaba esperando ansioso a que respondiera.

- Qué, ¿ahora no vas a hablar tú?

Yo seguía sin hablar. Me quedé sin palabras.

- Espera un momento.- le dijo Brenda a Mario, y me llevó adentro.

- Ey, ¿le vas a hablar o qué?.- me dijo Brenda.

- Es que no sé qué decir...

- No tienes que decir nada, sólo baja ahí y abrázalo y nada más.

No me lo pensé dos veces. Bajé, salí de casa y salté a sus brazos. 


- ¿Esto quiere decir que quieres estar conmigo?

- Como has dicho tú: desde siempre y para siempre.

Y sin nada más que decir nos besamos delante de todos los vecinos, que se habían despertado por el alboroto. Nos separamos y cuando nos dimos cuenta de todos los que nos estaban mirando (menos mal que no nos miraron mis padres) nos echamos a reír, felices por haber arreglado todo.

- Bueno...¿qué haremos después de esto?- me dijo.

- Hmm, ¿me estás pidiendo salir?- le dije divertida.

-Puede...

- Jaja, pues esa no es forma de pedírselo a una chica...

Y de repente, después de eso, se arrodilló y gritó divertido para que todos lo pudieran escuchar.

- ¿VERA, QUIERES HACERME EL CHICO MÁS FELIZ DEL MUNDO Y SALIR CONMIGO? HAZLO, Y TE JURO QUE TE HARÉ FELIZ POR SIEMPRE.

Oh dios. No creía que me hubiera dicho todo eso delante de casi todo el barrio.

- ¡DI QUE SÍ!- gritó Brenda emocionadísima.

- Que dices, ¿sí o no?

- ¡¿Tú que crees?! Claro que sí, bobo.

Me levantó en el aire y me besó como nunca me habían besado. Sentí tantas cosas al mismo tiempo...Alegría y miedo al mismo tiempo; miedo por haber empezado todo esto ya que nunca antes había estado con alguien. Llevaba tanto tiempo esperando esto que no me lo podía creer.

- ¿En qué piensas?- me dijo extrañado porque me había quedado embobada.

- Estoy pensando que esto es demasiado bueno para ser cierto.

- Pues no pienses más.- me dijo y me volvió a besar.-  Sólo piensa que te quiero.

Eran las 2:00 de la madrugada. Nos teníamos que levantar a las 7:30, así que nos teníamos que ir ya adentro.

- Me tengo que ir...-dije apartándome, aunque con muy pocas ganas.

-No te vayas amor...

Amor. Me había llamado amor, era demasiado bueno. No me quería ir, no me quería apartar de él, pero había que hacerlo si no queríamos que los padres de Brenda nos pillaran.

- Lo siento, pero los padres de Brenda llegarán en nada...

- Bueno, está bien. Hasta dentro de unas horas entonces.- me dijo sonriendo.

- Hasta mañana.

Me di la vuelta y justo en ese momento me cogió por la cintura y me dio la vuelta. Nos quedamos pegados,nariz con nariz, frente con frente.

- ¿No te vas a despedir de mí?- me dijo bromeando.

Me reí y le besé. Fue un beso rápido, pero aún así fue estupendo, sólo por el hecho de besarle a él.

- Hasta dentro de unas horas amor.- le dije susurrando, aunque me oyó perfectamente, ya que seguíamos frente a frente.

Nos separamos y me fui adentro. Subí las escaleras y después de darle un fuerte abrazo a mi mejor amiga, me acerqué a la ventana y le vi marcharse. Andaba despreocupado, parecía feliz. Y la verdad es que aunque yo no lo supiera, estaba verdaderamente feliz. 

Ya le echaba de menos.

Me di la vuelta y ahí estaba Brenda, con esa sonrisa de oreja a oreja que siempre mostraba.

- ¿Qué?- le dije riéndome.

- Que por fin sois felices y eso es lo mejor que puede haber.

La abracé llorando. Había pasado todo esto en menos de 24 hora, demasiadas cosas en tan poco tiempo. Nos separamos y decidimos que ya había sido demasiada emoción, así que tocaba irse a dormir.


Ya en la cama me puse a pensar en todo lo que había pasado y no puede evitar sonreír como una tonta; una tonta enamorada. "Esta alegría no es normal" pensé, aunque aún no sabía toda la alegría y tristeza que iba a sentir en tan poco tiempo.

domingo, 19 de mayo de 2013

Capítulo 2

Pues sí, decidí no hablarle. Ya lo sé, soy una cobarde y sí, también sé que puedo perderle para siempre, pero es ver sus ojos grises y derrumbarme. Todo en él está creado para que te quedes embobada mirándole. Esos ojos grises tan preciosos, su pelo castaño claro, sus labios y su sonrisa...Uf, no puedo hablarle.

Me fui sola por el pasillo para poder pensar en lo que debía hacer. Tengo tanto miedo...¿Y si me dice que no siente lo mismo? ¿Y si le pierdo para siempre? Dios, no puedo pensar más en eso. Ahora mismo me tengo que concentrar en atender en clase y ya está.

Caminando por el pasillo me di cuenta de que alguien me estaba siguiendo. Seguro que es Brenda, siempre me gasta la misma broma, pero esta vez no se saldría con la suya; así que me di la vuelta para descubrirla. Pero esta vez no era Brenda, sino Mario.

- Hola Vera.-me dijo timidamente.- Hace mucho que no hablamos...

Me quedé helada. No me lo esperaba, no creía que pudiera ser él. Ni siquiera le dije hola, me quedé callada sin saber qué decir.

-¿No me vas a decir nada?.- parecía preocupado, ya que mi cara no mostraba ningún sentimiento, más bien parecía que me habían dado un susto y mi cara se había quedado en shock.-Por favor Vera, háblame ¿Te he hecho algo? Por favor dime que he hecho o dicho, seguro que lo podremos arreglar. No te quiero perder, eres mi mejor amiga.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Claro, sería su amiga, su amiga y nada más que eso. Al notar que las ganas de llorar iban apareciendo, me di la vuelta para poder entrar en el baño, pero Mario se me adelantó y me cerró el paso.

- ¿Tan enfadad estás? ¿He hecho algo tan grave? Aunque sé que no te he hecho nada, porque yo sería incapaz de hacerte algo malo Vera, sabes que yo te quiero muchísimo.

Dios, no podía escuchar más, pero tampoco podía soltar ni una palabra; así que le abracé. Era lo único que podía hacer. Le abracé para que se diera cuenta de que él no había hecho nada malo, de que yo no estaba enfadada.

Me separé y le miré a los ojos. Aquellos ojos llenos de inquietud, llenos de ternura, me miraban preguntándome qué pasaba.

- Me tengo que ir.- dije en voz baja y me marché corriendo al baño.

Llegué y cerré la puerta con llave. No sabía que pensar ni que decir, no le podía mirar a los ojos. No quería cruzármelo por los pasillos ni quedarme a solas con él; así que decidí ir a dirección y llamar a mi madre para que me viniera a buscar, diciendo que me encontraba mal.

Esperé 10 minutos y llegó mi madre. Salimos del colegio y llegamos al coche.

- ¿ Estás bien? ¿Quieres ir al médico? ¿Tienes fiebre? ¿Has vomitado? ¿Tienes ganas de vomitar?.- me dijo preocupada en cuanto subimos al coche. MI madre siempre ha sido un poco obsesiva con el tema de las enfermedades.

- No mamá, solo necesito descansar. Llévame a casa, por favor.

Mi madre hizo lo que le pedí, aunque no muy convencida. Llegamos a casa, me metí en mi cuarto y me tumbé en mi cama. Decidí dormir un rato para despejarme un poco. Después de unas cuantas pesadillas en las que no dejaban de mirarme unos ojos grises, decidí levantarme.

Ya eran las 14:00. Mi madre ya me había preparado una sopa caliente y me la tomé enseguida. Había dormido mucho, pero aún así me sentía muy cansada. No podía dejar de preocuparme ni un solo segundo. Tendría que hacer algo, ¿pero qué? Decidí llamar a Brenda y contarle todo. Después de contarle todo lo que había pasado y como me sentía, se quedó en silencio un rato y me dijo:

- Tienes que verle, hoy.- dijo decidida.

-¿Hoy? ¿No puede ser que hablemos mañana?

-NO, NO, NO Y NO!.- me espetó.- No voy a dejar que vuelvas a dar marcha atrás, hablarás hoy con él, tienes que quedar con él por la noche.

- ¿Por la noche? ¿Estás loca? Sabes que no puedo salir por ahí por la noche habiendo mañana clase...

-Bueno, pues le dices a tu madre que necesitas repasar lo que te perdiste hoy en mi casa, y te que quedas a dormir porque vamos a tardar mucho.

- ¿Y crees que se lo creerá?.- dije preocupada.

-¡Claro que sí!.- dijo confiada.- Díselo y luego me llamas.

- Vale.

Le dije aquello a mi madre, e inexplicablemente se lo creyó. Llamé a Brenda y me fui a su casa.

- Vale, el primer paso ya está hecho: puedes salir. Ahora toca el segundo paso: tienes que quedar con Mario.

-Buf, está bien.- le llamé y quedamos en el parque a las 00:00.

- Hecho.- le dije preocupada.- ¿Y ahora qué? ¿ Y si me dice que no? ¿ Y si quedo en ridículo?.- ya estaban empezando a rondarme las dudas.

- ¡BASTA YA!.- me dijo bastante enfadada.- ¿Quieres dejar de decir esas tontería? Vale sí, cabe la posibilidad de que te diga que no, pero Mario es muy bueno, no dejará de ser tu amigo. Además, también está la posibilidad de que él también te quiera...

- Sí claro, en mis sueños...

- Bo, deja de decir bobadas. Ahora hay que hacer algo mucho más importante.- dijo realmente emocionada.

- ¿El qué?.- dije intrigada.

- ¡Escoger la ropa que llevarás!

Como no. En esta situación Brenda tenía que pensar en la ropa.

- Ba, eso no me importa. Unos pantalones y una camiseta y ya está.

-¿Qué? No no, tú te vas a poner un vestido.

-¿QUÉ?.- grité.- ¿Estás tonta? Sabes que yo no me pongo vestidos...- Brenda sabía muy bien que no me gustaba ponerme vestidos ni que me vieran en bañador, soy demasiado insegura.

-Tía, no seas tonta. Eres preciosa, así que te vas a poner un vestido y unos buenos tacones...

No me quedó otro remedio que obedecer. Después de pasar la tarde haciendo tonterías y viendo películas, a las diez empezamos a preparar la ropa y el maquillaje. A las 11:30 ya estaba lista. Brenda me dejó coger algo de su armario y escogimos entre las dos esto: Conjunto

-Estás preciosa, te tienes que poner más vestidos...

-Pues yo estoy incómoda...Prefiero cambiarme.

- Aaaaah no no, lo siento pero ya es tarde. Venga corre, tienes que llegar a tiempo.

Le di un fuerte abrazo, le di las gracias por todo; y después de que Brenda me deseara suerte salí de su casa y caminé hasta llegar al parque. Llegué y le vi, iba vestido así: Conjunto. Dios, que guapo, no sé si podré hacerlo.

-Hola Vera.- me dijo nervioso.- ¿Qué pasa? ¿Por qué querías quedar?.- empezó a preguntarme, a dejarme sin respiración por cada pregunta que hacía, que cada vez eran más.

-Por favor, cállate.- le supliqué. Él paró inmediatamente.- Necesito silencio para poder decirte todo lo que te tengo que decir...

No me salían las palabras, no sería capaz. Levanté la mirada y nos miramos a los ojos. Enseguida volví a mirar al suelo, sus ojos grises me intimidaban. Pasaron minutos y seguimos callados y sin movernos; él esperando a que yo hablara y yo esperando para que las palabras fuesen capaces de salir de mi boca. Dios, esto es demasiado difícil. Me puse a pensar en otra alternativa para decirle lo que sentía sin tener que hablar, pero no encontraba ninguna. 

Entonces me vino una a la cabeza, pero era demasiado para mí, aunque nada es demasiado. Decidí hacerlo, sí, podía hacerlo.

Y lo hice, le besé. Respiré hondo antes de hacerlo y le miré a los ojos, segura. Fue un beso largo, precioso, de película más bien. Él me sujetó por la cintura y yo puse mis brazos sobre su cuello. Cuando nos separamos seguía sin saber que decir. Y el caso es que él también se había quedado sin palabras. 

- Esto significa que...¿Qué significa esto?

- Esto significa que te quiero..- le dije segura de todo lo que acababa de pasar.

- ¿Me quieres? ¿Desde cuando?

- Desde siempre.

Y nos volvimos a quedar en silencio mirándonos a los ojos, con las manos entrelazadas, diciéndonoslo todo sin palabras.

jueves, 16 de mayo de 2013

Capítulo 1

Odio los lunes, sobretodo si hace frío. Cogí mi mochila y salí de casa para encontrarme con Brenda (mi mejor amiga) e ir caminando al instituto.
Hoy hace frío así que voy vestida así conjunto.
Caminé hasta el portal de Brenda y vi lo preciosa que estaba hoy (y todos los días) conjunto. Joder, que envidia le tengo. Siempre está tan preciosa...Sus ojos azules y su pelo pelirrojo (cosa que yo siempre he querido) pegan genial con sus preciosas pecas. Además, se viste tan bien...
-¡Hola mi amor!.-me dijo eufórica, ya que no nos habíamos visto desde el viernes.- ¿Qué te pasa? Te has quedado embobada.

-Ah, oh perdón. Me he quedado embobada viendo lo preciosa que eres.- le dije con una pizca de envidia.

-Tonterías, eso es lo único que dices.-y se abalanzó a abrazarme.-Te he echado de menos.

-Y yo amor.

Nos fuimos caminando hasta llegar al instituto, que estaba a unos pocos minutos de nuestras casas. Siempre habíamos estado juntas, nuestros padres se conocían ya que eran amigos desde hace muchos años, y nos criaron juntas. Somos las típicas amigas: ella, la extrovertida, la que no le tiene miedo a nada, la rebelde, la que no tiene vergüenza, a la que nadie puede manipular. Recuerdo la única vez que le gustó alguien de verdad; se llamaba Álex. Él la engañó, y ella dejó de creer en los hombres. Desde entonces le da asco el amor y todo lo que conlleva. 

Llegamos al instituto y le vi, iba vestido así Conjunto. Mis ojos se cruzaron con sus ojos, esos ojos grises que me habían enamorado desde hace tantos años. Enseguida bajé la mirada para no mirarle a los ojos. Y, como no, Brenda se dio cuenta enseguida.

-Tía, ¿hoy tampoco le vas a hablar?

-No, no me veo con fuerzas.

-Tía, llevas sin hablarle 3 semanas. Mario está muy preocupado.

Mario. Oír su nombre y tener escalofríos. Sí, Brenda tiene razón, tengo que hablarle,no puedo pasar de él ahora. Ha sido mi mejor amigo desde los 6 años y me ha gustado desde siempre, pero él no sabe nada. Nunca se lo he contado, no lo pienso hacer, demasiado 
peligroso. Podría arruinar nuestra amistad, y eso sería lo peor que me podría pasar. Llevaba 3 semanas sin hablarle, porque era incapaz de mirarle a los ojos sin que me entraran ganas de contárselo, y eso no podía ser. Pero, claro está, no podía pasar de mi mejor amigo.

-Tienes razón Brenda, le voy a tener que hablar antes o después.

- Me alegro que te des cuenta. Bueno, yo me voy, suerte mi amor.-me dijo dándome un fuerte abrazo.

Me despedí de Brenda y me acerqué a él.

Le iba a decir algo, pero...No puedo, no soy capaz. Me voy, sí, mejor me voy.

-Bueno, otro día será.- me dije a mi misma. 

Aunque sabía que si seguía así, le perdería como amigo para siempre 



sábado, 11 de mayo de 2013

Vera

Vera, una chica tranquila, se podría decir que responsable, sin preocupaciones, salvo sacar buenas notas, una chica que no causa problemas, una buena chica; se verá aturdida por los cambios que tendrá que afrontar. No sabe lo duro que será la distancia y el dolor. Lleva enamorada muchos años, pero su inseguridad es y será un obstáculo muy grande para encontrar la felicidad. Todo cambiará y las preocupaciones y el dolor entrarán en su vida