viernes, 31 de mayo de 2013

Capítulo 4

07:30. Había que levantarse. Desperté a Brenda y nos vestimos. Yo iba vestida así:Conjunto y Brenda así:Conjunto. Siempre vamos de compras juntas, así que tenemos muchas prendas de ropa iguales.
Hoy seguía haciendo frío, aunque a mi ya no me importaba, ni siquiera notaba el frío. Caminé sonriendo con Brenda a mi lado hasta llegar al instituto. Y allí, en las escaleras de la entrada principal le vi a él esperándome. Iba vestido así:Conjunto. Pensar en que tendría que estar horas a su lado y tener que estar estudiando en vez de abrazarle y besarle me quitaban las ganas de ir al insti.

- Buenos días amor.- me dijo y me besó.

Todos los que nos conocían se quedaron mirándonos con la boca abierta. Se habían detenido al pasar por delante nuestra sorprendidos de ver a los que habían sido mejor amigos desde hacía muchos años besándose y llamándose "amor".

- Hola.- le dije sonriendo, aunque me había puesto colorada por todas las miradas.- Te he echado de menos.

Sonó el timbre. Todos nos fuimos a nuestras clases, resignados por tener que volver a esas jaulas. Siempre había sido buena estudiante, pero hoy no me apetecía nada de nada estar encerrada allí. Sólo quería escaparme con él, lejos de todos, y pasar todo el día juntos.

Pasó la primera clase. Ahora a segunda tocaría correr en educación física. Nos pasamos la clase haciendo carreras entre nosotros dos, como si la clase no estuviera allí. Pasaron los 50 minutos volando y enseguida nos tuvimos que ir a los vestuarios. Nos cambiamos y cuando salía me encontré a Mario esperándome en la puerta del vestuario.

- ¿Me estabas esperando?

- Sí, te venía a proponer algo.

- ¿Ah sí? Dime.- contesté divertida.

-¿Y si pasamos de las demás clases y nos quedamos tú y yo solos aquí. Los demás cursos no tendrán clase de educación física porque la profe se tiene que ir a una reunión ¿Qué me dices?

- ¿Yo? ¿Faltar a clase? Jaja, ¿estás loco? Sabes que no puedo hacerlo...

- Venga anda, si no quieres ir a clase...

La verdad es que tenía razón. No me apetecía nada de nada tener que volver a clase y quedarse con Mario era muchísimo mejor, pero sabía que eso estaba mal. No podía hacerlo.

- No Mario, lo siento pero...- no me dejó terminar la frase. me besó sin dejarme hablar.

- Veeenga.- me dijo poniendo pucheros como un niño pequeño.

Bah, que más da. Por un día sin clase no me iba a morir.

- Está bieeeen...-le dije y me abrazó.- Pero te aviso: si nos pillan diré que me has secuestrado.- le dije bromeando.

- Vale, acepto el trato.

Nos quedamos toda la mañana allí, los dos solos sin nadie que nos dijera nada.Tosa la mañana mirándonos abrazados, solos y felices. 
La mañana fue tan perfecta a su lado...

Ya eran las 13:45, habría que marcharse ya. Salimos de los vestuarios con cuidado por si acaso alguien estaba allí y salimos por la puerta con cuidado de que nadie nos viera.Nos reunimos con nuestros amigos y cuando salíamos por el portal nos encontramos con Brenda.

- ¿Dónde os habéis metido? La tutora ha llamado a vuestras casas...

- ¿QUÉ?- grité yo. No podía ser, nunca me había metido en problemas, como para que ahora llamaran a mi casa diciendo que había faltado.- Uf, lo que me espera...

- Bah, no pasará nada.  Me dirán unas chorradas y ya está...-dijo confiado.

- Pues a mí me van a matar.- dije aterrorizada.

Me fui andando hacia mi casa, temiendo llegar por la bronca que me echarían. Llegué y entré en casa, preparada para lo peor. Entré sigilosamente para que nadie se enterase de que entraba, pero cuando entré ya estaba mi madre esperándome.

- ¡Vera ven aquí, tenemos que hablar!

Ay no por dios. No quería problemas y menos aún que se enteraran de lo de Mario.

- V-voy.- dije tartamudeando.

Cuando entré en la cocina estaban mi madre y mi hermano Eloy. Tuve la suerte de que mi padre estaba de viajes por su trabajo.

- Siéntate, tenemos que hablar seriamente de una cosa.

Me senté y me preparé para la bronca. Estuve unos minutos esperando. Mi madre tenía una cara muy seria, al igual que mi hermano Eloy. Justo cuando mi madre iba a decir algo apareció Santi, mi otro hermano.

- ¡Hombre, pero está aquí la niña buena de la casa, la que nunca hacía nada malo! ¿Qué tal eso de saltarse las clases? ¿Está bien, verdad?- dijo riéndose. No penséis que me estaba echando la bronca al decirme eso, al contrario, estaba encantado; es más, le hacía mucha gracias ver que la niña buena de la casa había hecho algo malo por fin.

- Cállate Santi, esto no tiene gracia.- dijo mi madre. Eloy seguía mirándome serio, sin decir nada.

- Lo siento mamá, de verdad...

- Si lo sintieras de verdad no ,o habrías hecho...¿Por qué te saltaste las clases?

No respondí. No quería meter en problemas a Mario ni que se enteraran de que tengo novio. Seguí callada intentando pensar en algo, pero parece ser que Eloy ya sabía muy bien lo que pasaba.

- ¿Para qué le preguntas mamá? Ya se sabe muy bien por qué lo ha hecho. Seguramente hay un chico por medio de todo esto.

Mierda, me había pillado. Lo miré con enfado, ya que siempre pensé que en casos como este, él siempre estaría a mi lado. Mi madre me miró y me dijo:

- ¿Eso es cierto?

Yo seguí sin decir nada, pensando que el silencio sería el mejor recurso. Sabía que si decía algo lo iba a empeorar todo. Mi madre y mis hermanos se estaban empezando a impacientar porque no hablaba.

- Venga Vera, responde ya...Al final va a ser mucho peor si no lo dices...- me dijo Santi bastante serio. Genial, ahora él también estaba de parte de mi madre y Eloy. Yo seguía sin soltar ni una palabra. Mi madre se cansó del silencio y dijo:

- Pues muy bien, si no quieres hablar allá tú, pero tu padre tendrá que hablar contigo...

- ¡NO!- grité yo. Mi padre no podía enterarse de nada porque si no sí que se pondrían mal las cosas.

- ¿Entonces nos lo vas a contar?- dijo mi madre.

- ¿Por qué es tan necesario? ¿Vosotros ya sabéis muy bien lo que ha pasado? ¿Por qué tengo que contároslo?- dije enfadada. Todo eso del interrogatorio era una pérdida de tiempo, tanto para ellos como para mí. No hacía falta que le tuviera que dar explicaciones, ellos ya sabían muy bien lo que había pasado.

- Pues sí, es necesario.- dijo Eloy.- Ahora que lo has hecho, merecemos una explicación.

- ¿Y qué queréis que os diga?- dije. Ya me estaba empezando a hartar de esta gilipollez.

- Pues todo.- dijo Eloy.- Bueno no, todo no. No hace falta que nos digas que colgaste clase, eso nosotros ya lo sabemos. Lo que queremos saber es quien es el chico.

Ahora sí que llegó el momento difícil. Cuando estaba a punto de empezar a hablar mi hermano Santi comenzó a contarlo todo, ya que él se entera de todo lo que pasa en el insti.

- Bah, eso no hace falta que lo cuente ella, yo se muy bien quién es.- mi madre claramente le pregunto entonces quien era y mi hermano respondió.- Pues es Mario, su mejor amigo. Bueno, antes era su mejor amigo, ahora...

Le dí un codazo para que se callara, ya había dicho suficiente.Mi madre y Eloy se quedaron atónitos.

- ¿Mario?- dijo mi madre sin creérselo.- ¿Mario, tu mejor amigo?

Me puse colorada y claramente tuve que responder.

- Sí mamá, Mario, mi mejor amigo.- dije resignada.- Ahora ya lo sabéis.- dije mirando a Eloy.- Perdón por lo de hoy, no volverá a pasar.

Se tranquilizaron un poco y dejaron de echarme la bronca y justo cuando todos nos quedamos callados sonó mi teléfono. Era Mario. Me puse colorada al instante.

- ¿Quién es?- preguntó Eloy. Miré el teléfono y vi que era Mario, no llamaba en un muy buen momento.

- Es Brenda.- mentí.- Seguro que es para quedar ahora por la tarde.

- Pues dile que hoy no saldrás, te quedas en casa.- dijo mi madre con la mirada de aprobación de Eloy y la de desaprobación de Santi.

- ¡¿Pero por qué?!- dije yo. No me podía creer que me castigaran por todo esto, me había disculpado y había confesado.

- Porque no y punto.-dijo mi madre seria. Tuve que colgar el teléfono. 

- Bueno, vamos a comer que tengo hambre.- dijo Santi, aunque eso de que tuviera hambre no era nada nuevo.

Yo me fui a mi cuarto. No estar ahí abajo. Estuve allí toda la tarde ya que tenía que estudiar. Tampoco bajé a cenar y nadie me molestó (sabían que necesitaba estar sola), pero no podía aguantar estando todo el día allí encerrada.


A las 23:15 Mario me llamó.

- ¿Qué te han dicho? Me colgaste antes cuando te llamé...

- Nada, me han estado dando la vara...Perdón no podía coger el teléfono, estaba discutiendo con mi madre. 

- Pues te he echado de menos toda la tarde ¿No podrías quedar ahora por la noche?

No me lo pensé dos veces. 

- Claro que sí.- le dije feliz.

- ¿Y no te van a decir nada?- dijo preocupado.

- Claro que no, no se van a enterar.

Bajé con cuidado de que nadie me viera. Me vestí así Conjunto. Salí con la puerta y me encaminé al parque, lugar donde habíamos quedado Mario y yo. Iba a ser una noche genial, o por lo menos eso creía yo. No sabía lo que iba a pasar toda aquella noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario