viernes, 16 de agosto de 2013

Capítulo 10.

Pude convencer a mis padres para marcharnos temprano por la mañana. Nos levantamos a las 06:30, recogimos todas las cosas y nos despedimos de mi tía con la escusa de que estaba enferma. Me esperaban muchas horas de viaje y hacía un poco de frío, así que me vestí así: Conjunto. No había dormido casi nada, así que en un par de horas me quedé dormida y no desperté hasta que llegamos a casa. En cuanto llegamos deshice la maleta y fui a casa de Brenda para darle la ropa que le había comprado en Barcelona. Hacía mucho frío comparado con el tiempo de Barcelona. Llegué y en cuanto me abrió me abrazó y me susurró al oído:

- ¿Qué ha pasado, Vera? Ayer vi a Mario y cuando le pregunté qué tal lo había pasado contigo en Barcelona, puso mala cara y se fue...- cuando vio que los ojos se me humedecían me llevó a su habitación y en cuanto cerró la puerta me volvió a decir.- ¿Tan malo ha sido? ¿Qué pasó?

- Le engañé, Brenda.- abrió los ojos como platos.- Estaba en la playa con Yoel.- abrió aún más los ojos cuando le mencioné.- y entonces me besó y yo le devolví el beso y Mario se enteró...- Me eché a llorar.

Me estrechó entre sus brazos y me dijo:

- Tranquila, Vera. Todo va a pasar...

- No, nada va a pasar. Nunca me perdonará y yo no puedo sin él...-no me dejó terminar.

- Tú te arrepientes, ¿no? 

- ¡Pues claro! 

- Tú te arrepientes y él te quiere. Sé que no es mucho lo que te estoy diciendo, pero si de verdad os queréis volveréis a estar juntos.

- ¿Y si no volvemos?-dije sollozando.

- Eso yo no lo puedo saber amor.

Me sentía fatal. No solo había estado de Yoel, cosa que me dolía, si no que no le había hecho caso a Brenda como se merecía.

- Bueno, basta de lágrimas.- dije.- Ahora toca centrarse en ti.- y al decir esto le puse toda la ropa que le había traído encima de su cama.
 Me eché a reír cuando se abalanzó y se tiró encima de la ropa.

- ¡Es genial, Vera! ¿Todo esto es para mí? 

- Claro que sí boba.

Se levantó de un salto de la  cama y me abrazó hasta dejarme sin respiración.

- Vale, vale. Me tengo que ir a casa.

- Está bien. Hasta mañana cielo.

- Adiós amor.

Llegué a casa y subí a mi habitación. Me tumbé en la cama y cogí mi teléfono. Marqué su número, pero me colgó. Lo intenté diez veces más, aunque con el mismo resultado. Una última vez y dejaría de intentarlo por hoy. 

- ¿Quieres dejar de llamarme, Vera?- me sobresaltó oír su voz. Me quedé petrificada al oírle tan enfadado y no supe qué contestarle. Él se quedó esperando mi respuesta.- ¿Ahora no hablas? Mejor cuelgo.

- ¡No! Yo...solo quería...

- ¿Qué? ¿Qué querías? ¿Volver a decir que lo sientes? ¿Cuántas veces quieres que te vuelva a decir que eso no sirve de nada?

- ¿Y qué quieres que te diga? Es la verdad. No sé qué hacer para que me perdones...

- Nada. No puedes hacer nada, Vera. Solo el tiempo puede ayudar, si es que puede. 

Me quedé callada. No me esperaba esa respuesta. Ahora parecía tan tranquilo...Cómo si volviera a estar como antes, sin que nada hubiera pasado, aunque sabía que eso no era así...

- Mira, Vera, será mejor que estemos un tiempo sin hablar. No quiero verte. No quiero saber de ti por un tiempo.

Empecé a enfadarme. "No quiero saber de ti por un tiempo", esa frase no me gustaba nada. Seguí callada. Después de un rato en silencio, él pareció cansarse.

- Adiós, Vera.- y después de decir eso, colgó.

Me quedé pensando en esa frase. ¿Qué pasaba ahora? ¿Quería tenerme esperándole mientras se liaba con otras? Sabía que no podía exigiéndole nada por lo que había hecho, pero me arrepentía y él sabía que si pudiera cambiar las cosas las cambiaría...¿Qué debía hacer ahora? ¿Le seguiría el juego? ¿Haría lo que él quisiera o él seguiría con su vida y yo con la mía? Seguí pensando en ello hasta que me quedé dormida.

Me desperté a las 11:00. Me quedaría en la cama todo el día. Nos habíamos marchado los primeros, ya que los demás invitados se quedarían toda la Semana Santa en el hotel. El instituto no empezaría hasta el jueves, así que tenía mucho tiempo para vaguear. Me levanté y me fui a desayunar. Bajé las escaleras y leí la nota que mis padres habían dejado. 

"Hoy tu madre y yo vamos a salir. Volveremos tarde"

Bueno, por lo menos no tendría que aguantar a mis padres. Antes de que me sirviera el desayuno llamaron a la puerta. Era Brenda. Iba vestida así: Conjunto. Me alegraba verla, pero hoy no estaba para nadie.  

- He venido a secuestrarte, ¿puedo pasar?

- Claro.

- Vístete que nos vamos eh.

- No voy a ir a ningún sitio, Brenda.

- Claro que vas a ir. Vamos a ir a un bar a pasárnoslo bien con nuestros amigos. 

Era inútil resistirse a Brenda. Desayuné y me vestí así: Conjunto. Nos fuimos y llegamos al bar donde nos esperaban nuestros amigos. No me había dado cuenta de que era el mismo bar donde Mario y Yoel se habían peleado hasta que me senté en el mismo lugar donde Yoel me había hablado por primera vez. No había pasado ni una semana, pero habían pasado tantas cosas...

No quise pensar en eso en ese momento. Saludé a mis amigos fui a pedir algo de beber. De pronto vi a Anne, la novia de mi hermano y me acerqué para saludarla. Iba vestida así: Conjunto.  Antes de que pudiera decirle algo, apareció un chaval y le besó. Me di la vuelta y me fui de vuelta al billar. Tendría que decírselo a Santi al llegar a casa...

A las 13:00 decidimos irnos a casa. Brenda se quedaría en mi casa todo el día y decidimos ir a comprar los ingredientes para hacer espaguetis para nosotras y mis hermanos. Compramos las cosas y nos fuimos a casa para ir preparando todo. Cuando entramos, mis hermanos estaban tumbados en el sofá sin hacer nada, como no.

- Emm...¿Santi puedo hablar contigo?

- Sí, claro.

Subimos las escaleras y llegamos a su habitación.

- Santi, lo que te tengo que decir no es fácil...

- ¿Qué pasa?

-Es sobre Anne. No deberías estar con ella. Es que...-no me dejó terminar.

- Bueno ya vale, ¿no? ¿Quién eres tú para decir con quién puedo estar yo? 

- No, no es eso Santi...No es como tú piensas.

- Aaaaaah claro, porque tú sabes mejor que yo cómo es Anne, ¿no?

- No, pero...-me volvió a interrumpir.

- Vera, no vuelvas a meterte con Anne. Que lo tuyo con Mario no haya funcionado no significa que lo mío con Anne le vaya a pasar igual.

Eso me pudo.

- ¿Quieres saber lo que pasa? ¡La vi con otro en el bar! ¡La vi besándose con otro chaval! ¡Te está engañando, Santi!

Se quedó sin palabras. Estuvo en silencio durante un rato. Tuve que romper el silencio.

- Santi...-no me dejó terminar.

- Vete Vera, quiero estar solo.

Me sentía fatal. Me fui y bajé las escaleras. Brenda y Eloy ya estaban haciendo los espaguetis. A mí se me había quitado el apetito. Me senté con ellos en la mesa cuando acabaron de hacer la comida e intenté comer algo, pero no fui capaz. 

Y allí me quedé, sintiéndome fatal por el daño que le habían hecho a mi hermano, el mismo daño que yo le había hecho a Mario.


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